Por Alondra Salazar
El 08 de marzo se ha vuelto un día donde las jacarandas danzan libres y acompañadas en una búsqueda incansable de lo que nos han arrebatado, que va desde la voz, la cuerpa, o lo que solo nosotras conocemos. También, se ha vuelto un espacio donde usar morado, se convierte en la excusa perfecta para continuar alimentando estereotipos de fragilidad, dulzura y abnegación de “lo más maravilloso del mundo que son las mujeres” mediante un sexismo benevolente1 que siguen oprimiendo libertades e independencia en las mujeres.
Al respecto, hace un par de días me escribió una prima mucho menor que yo, preguntándome cómo le había hecho para afrontar el machismo que se vive en la familia; sin volverme “irrespetuosa con mis mayores” y mi respuesta fue directa; “terminarás incomodando a alguien”. Esa charla llevó a otras preguntas sobre independencia económica y patrimonial, que me hicieron recordar que desde un tiempo acá, soy más consciente de que ‘mi privilegio’ se lo debo a mis ancestras.
Para ello, quisiera comenzar recordando que mis abuelas fueron mujeres sin estudios, dedicadas al hogar y el campo, que tuvieron que abandonar a sus hijos de primeros matrimonios porque sus parejas, mis abuelos; no quisieron hacerse cargo de ellos. Esa historia tiene múltiples violencias pero me quiero centrar en que la dependencia económica y patrimonial fue una de las principales causas para que mis abuelas aceptaran segundos matrimonios bajo esas condiciones.
La violencia económica en México es una problemática que afecta la autonomía y bienestar de las mujeres. Se manifiesta mediante el control y restricción a recursos financieros y patrimoniales. De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) el 27% de las mujeres en 2022 la había padecido.
Este tema no es nuevo y para ello, quisiera recordar que 1975, “Año internacional de la Mujer” fue Domitila Barrios, líder minera en Bolivia, quien señaló que la lucha de la mujer debía ser contra el sistema de dominación económica, política y cultural de los pueblos. Para ella el cambio debía darse mediante la igualdad de derechos de hombres y mujeres y el acceso igualitario a la educación y al trabajo.
Si volteamos a ver la historia de nuestras ancestras, es probable encontrar indicios de este tipo de violencia en que la falta de dinero, propiedades o trabajo, las mantuvo en una relación donde sus esposos tenían el control y la toma de decisiones. Sin embargo, a día de hoy, todavía existe esa opresión por parte de la pareja que muchas veces no se habla o se reconoce como violencia. Sumado a ello, hay discursos que manejan una lucha feminista, cuando existe diversidad de luchas y diversidad de demandas y contextos de las mujeres que se deben mencionar.
Así que hoy, en el marco del Día Internacional de la Mujer, como nieta con libertad de decisión, independencia económica, con acceso a educación, trabajo, un cuarto propio; le debo a mis ancestras que murieron en el machismo, que callaron violencias, seguir reconociendo el valor de un ingreso propio para la toma de decisiones y sobre todo impulsar a que en más espacios se hable de que las demandas de las mujeres son tan diversas como sus contextos. Que nuestros logros son por ellas que no tuvieron la opción de luchar por ellos.
Fragmento de «Si me permiten hablar»:
Muy bien, hablaremos de las dos. Pero, si me permite, voy a empezar. Señora, hace una semana que yo la conozco a usted. Cada mañana usted llega con un traje diferente; y sin embargo, yo no. Cada día llega usted pintada y peinada como quien tiene tiempo de pasar en una peluquería bien elegante y puede gastar buena plata en eso; y, sin embargo, yo no. Yo veo que usted tiene cada tarde un chófer en un carro esperándola a la puerta de este local para recogerla a su casa; y, sin embargo, yo no. Y para presentarse aquí como se presenta, estoy segura de que usted vive en una vivienda bien elegante, en un barrio también elegante, ¿no? Y, sin embargo, nosotras las mujeres de los mineros, tenemos solamente una pequeña vivienda prestada y cuando se muere nuestro esposo o se enferma o lo retiran de la empresa, tenemos noventa días para abandonar la vivienda y estamos en la calle. Ahora, señora, dígame: ¿tiene usted algo semejante a mi situación? ¿Tengo yo algo semejante a su situación? Entonces, ¿de qué igualdad vamos a hablar entre nosotras? ¿Si usted y yo no nos parecemos, si usted y yo somos tan diferentes? Nosotras no podemos, en este momento, ser iguales, aún como mujeres, ¿no le parece?’
https://blog.elsa.la/trampa-sexismo-benevolente/
https://aecr.org/es/violencia-economica-en-los-estados-de-mexico-un-obstaculo-imperceptible-para-la-aut onomia-y-equidad-de-las-mujeres/
https://www.cndh.org.mx/noticia/domitila-barrios-de-chungara-feminista-defensora-de-la-lucha-conjunta-d e-mujeres-y-hombres#_ftn7