Por Sandy Elizabeth Martínez Lara
Como es conocido, en los últimos años, América Latina ha sido testigo de un creciente impulso hacia los nuevos ejes dentro del ámbito educativo. Este movimiento busca potencializar los saberes ancestrales de los pueblos indígenas y afrodescendientes en los sistemas educativos, desafiando la hegemonía del pensamiento occidental y promoviendo una educación más inclusiva y representativa de la diversidad cultural de la región.
Para conocer cómo se desarrollan las actividades interculturales en diferentes regiones, tenemos a Guatemala, el cual ha pesar de contar con un Modelo de Educación Bilingüe Intercultural desde 1985, la implementación de este modelo ha presentado grandes desafíos, es decir, la educación intercultural aún sigo sido limitada, específicamente en la educación superior, así como combatir día con día con los actitudes discriminatorias hacia los conocimientos y valores de los pueblos indígenas, lo que sin duda dificulta la integración de sus saberes en el currículo educativo.
Por otro lado, en Honduras las actividades se encuentran enfocadas en incorporar los conocimientos de los antepasados en el sistema educativo, con la finalidad de hegemonizar los pensamientos de occidente y promover el diálogo horizontal entre los saberes tradicionales y conocimiento académico.
Al mismo tiempo, en Bolivia el Ministerio de Culturas, Descolonización y Despatriarcalización ha sido un actor clave para la promoción de políticas educativas que reconocen y valoran los saberes indígenas, puesto que busca revolucionar las estructuras educativas para hacer entrada a la diversidad cultural del país y fomentar la comunicación intercultural.
Por lo que los grandes retos los podemos englobar en que la educación intercultural es un proceso continuo que requiere el compromiso de todas las partes involucradas como lo son gobierno, educación y sociedad y poder así fomentar una educación más intercultural.